miércoles, 2 de febrero de 2011

Reflexión

Esto lo escribí hace tiempo, con ello puedes pensar en lo grande que es.

Son las cinco de la madruga,    y Arjonilla entera despierta para ver salir las carretas.

            Tañeran campanas al pasar por San Roque
            Y una salve a coro cantaran,
            Los que un día decidieran
            Hacer de Sierra Morena su altar.

            Cruzaran un huerto de olivos
            Hasta el Guadalquivir llegar,
            Queda atrás Andujar y los cerrillos,
            Y en San Gines. . ., un cantar.

            Que están a mitad de camino
            Y tienen que bautizar
            Esos romeros nuevos
            Que hasta el cielo van a alzar
            Las andas de su Virgen
            En un lento caminar.

            Detente arroyo el gallo
            Y muéstranos con orgullo,
            Las grandezas del Creador,
            Que en esta sierra bendita
Quiso poner a su Madre
            Mi Virgen La Morenita.

            Coches que aflojan el paso,
            Ante una piedra que habla,
            De esta sierra y de Maria,
            Testigo mudo en el tiempo
            De cientos de romerías.

           
El Jandula esta cantando
Entre los pinos un Ave Maria,
Y por los caracolillos andando
Romeros y caballería.

Que ya esta cerca mi Reina
Y se escuchan los sones de romería,
Cohetes, tambores, palmas y vítores
Inundando a coro toda la serranía.

Por las calzadas de piedra suben
Rodeados de algarabía,
Romeros descalzos y de rodillas,
Que a su modo están cumpliendo
Aquella promesa que un día
A su Virgen de la Cabeza le harían.

Explota la sierra en colores
Es domingo de romería,
Que la Virgen ya esta saliendo
Y la escolta mi cofradía.

Pañuelos, prendas y niños,
Vuelan sobre las cabezas
De esos romeros que aguardan
Poder sentir en sus hombros
El peso de sus andas.

Y en nuestros corazones unas alas
Que se mueven libres como el viento,
            Para colarse entre las flores,
            Y en su manto, dejar un beso nuestro.

            Mi Virgen de la Cabeza,
            Reina de la serranía,
            Como te quiere tu gente,
            Que por Ti, todo lo darían.

            Se cumple un año más,
            Con esta fiel tradición,
            Subir hasta el cabezo
            Y sacarla en procesión,
            A la reina del cielo
            Que mecida entre su gente
            Nos da su protección.

           
VIVIR EL CAMINO

En el Cabezo contamos con una madre, Maria, que fue escogida en su día por Dios por su pureza y fidelidad, y a la que el Señor señala con su promesa “lo que nazca de Ti será grande, será llamado Hijo del Altísimo y su reino no tendrá fin”.

            El camino hasta el Cabezo esta lleno de imágenes y resonancias bíblicas y Dios se hace presente en cada paso que damos, así de esta forma se manifiesta en el palpitar de la naturaleza que encontramos exuberante con los inicios de la primavera, en cada nube que cruza el azul del cielo, en las rocas de la sierra, en los manantiales inagotables que corren por doquier, en la jara, el lentisco y la retama que nos deleitan con sus aromas; los romeros, todos caminamos confiados en la figura maternal de la Virgen Maria que nos conduce por el camino de la vida hasta ese horizonte que no es otro que el Santuario, todos los que allí acudimos sabemos bien que al final de cada vida existe un paraíso que aguarda nuestra llegada, y como si no pudiésemos resistir la espera a conocerlo, acudimos cada año puntuales hasta sus plantas para vivir una adelantada sensación de lo que debe ser la tangible realidad del paraíso, porque estoy seguro que no hay nada que se asemeje mas a estar en las mismísimas puertas del cielo que el poder acompañar a la Virgen de la Cabeza durante su fiesta principal entre tantísimos miles de fieles.

            Siguiendo su senda notamos pues como Dios se hace presente cuando los peregrinos cruzamos el Jandula, si vas en carreta lo notaras momentos antes a la altura del arroyo el gallo con los bautizos de los nuevos romeros, ese agua purificara tu alma y hará de ti un incondicional de Maria, tus pies se sentirán alas y poco a poco iniciaras una subida a través de los caracolillos o de las ultimas curvas de la carretera que solo te llevaran a lo que podríamos considerar como la tierra prometida.

            Cae la noche poco a poco, y el Dios de la tierra, de los mares y de los cielos se manifiesta de nuevo una vez mas ardiente de hermosura en las luces incombustibles que son los cientos de hogueras encendidas que los peregrinos siembran por doquier, y alrededor de las cuales llenan de música la noche serena en esa sierra bendita, por la mañana Dios se hará mana en la eucaristía celebrada por todas las cofradías en conjunto, es aquí donde Cristo reconforta con creces a todos los peregrinos.

            Por momentos el romero, el peregrino, sentirá como todo se hace grande, solo queda una cosa por cumplir “sacar a su Virgen y pasearla por la sierra”, y como si se tratase de acompañar a Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén así lo hace, todo es poco para Ella, quien diga que la romería es un fanatismo, una fiesta desacralizada y vacía es que no ha descubierto todavía la realidad mas grande que es el amor a la Virgen Maria de todos los que allí nos congregamos, y el testimonio mas hermoso de que Dios nos ama y de que nosotros lo amamos a El.

            Estas vivencias, esta romería es la expresión popular de nuestra cultura y que cada familia vamos creando a lo largo de la historia, es el sentir de un pueblo, en la romería convivimos generaciones varias y transmitimos de padres a hijos el patrimonio de nuestra fe, nuestra cultura y nuestra tradición, todos y cada uno de nosotros somos  una parte del cuerpo de Cristo y allá en medio de la sierra actuamos como tal, cada uno sentiremos y viviremos de forma distinta la fiesta, pero al final siempre terminaremos convirtiéndonos en ríos de vida que afluyendo hasta el Santuario formaremos un solo mar, un océano inmenso donde todos los romeros y peregrinos de la tierra tendrán cabida.

            El camino de vuelta es algo mas tranquilo, el romero vuelve cansado y exhausto, pero a la vez lo hace lleno de vida, en su interior los recuerdos de una romería mas donde el centro de atención ha sido una Madre, de nuevo volverá a notar la presencia de Dios en cada tramo que ande, en cada una de las estrellas que aparecen en el firmamento, en cada uno de los sonidos que traspasan la oscuridad de la noche, y lleno de gozo y alegría dará gracias una vez mas por haber podido estar allí.

            ¿Duda alguien todavía de que la romería es banal?, ¿de que a la romería solo acudimos por diversión?, a quien así siga creyendo yo le invito a que venga con nosotros, a que abra las puertas de su corazón dispuesto a darlo todo por una Virgen Morena que nunca le abandonara, a que forme parte de esos ríos que como agua viva formaran un océano allá en el Santuario.


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