viernes, 25 de marzo de 2011

Tradición familiar

Apenas me había gestado en el vientre de mi madre y mi abuelo ya pensaba en mí, por aquel entonces no había ecografías, nunca se conocía el sexo del futuro niño antes de su nacimiento, todo era distinto a lo que conocemos en estos años que corren.

Pero la ilusión era la misma, mi abuelo Luís no fue distinto y tuvo que esperar a que yo naciera para saber de antemano en que listado cofrade dejar mi nombre escrito, así de esta manera no tuvo que pasar mucho tiempo desde que yo viese la luz por primera vez hasta que el dejase constancia de mi existencia en dos cofradías punteras en este pueblo de Arjonilla.



Por un lado mi Nazareno. . ., por otro mi Virgen de la Cabeza. . ., tuviste que ser muy rápido abuelo en que esto fuese así, porque si yo nací con el calor de julio, ya en ese mismo verano tu pagabas unos primeros recibos cofrades que hoy yo guardo como oro en paño  en mi corazón, la labor callada de mi madre que todo lo guarda los puso un día en mi mesa, y yo en ese momento pensé, ¿dudas todavía de donde provienen estas raíces cofrades que sientes dentro de ti?.






Son de el, un mismo nombre, un mismo apellido, unos mismos sentimientos que a pesar del poco tiempo que te conocí quedaron prendidos en mi, cuánto daría yo hoy abuelo por poder tenerte aquí, y compartir contigo uno de esos momentos en que en la soledad de su ermita me embeleso mirando a Jesús, entraríamos juntos los dos  para bajarlo del camarín, le quitaríamos esa Cruz que carga, también esa corona de espinas, le miraríamos esa cara divina, y fundiéndonos en un abrazo, le rogaríamos su bendición.

Cuánto daría yo hoy abuelo, por subirte en mi carreta, y enseñarte cuanto quieren mis hijos también esa Virgen Morena, son la punta de esta cadena que tu un día iniciaste, y que cada primavera, cuando a nuestro lado acuden a verla, solo siguen los pasos de aquellos que desde el año de 1.227 os encargasteis bien de dar a conocer al mundo entero las grandezas de una Virgen, que aunque pequeñita de tamaño, es tan grande en hechos, que aún no conozco a nadie en quien no halla posado sus manos.
Con el paso del tiempo todo se forjo, tu ya nos dejaste, tu Jesús Nazareno, tu Virgen de la Cabeza, quisieron llevarte con Ellos; pero la semilla quedo fuertemente agarrada para que todo siguiese su curso, cuando tu ya no estabas fueron mis padres quienes continuaron esa labor, ellos me siguieron enseñando lo que es ser parte de la iglesia, nunca me impusieron nada, pero tampoco hizo falta, seguir vuestro camino fue fácil, así de esta manera hoy me encuentro orgulloso de continuar los pasos de una tradición familiar que a lo largo del tiempo se ha ido extendiendo desde solo Dios sabe cuando.


Y hoy soy yo quien intento seguir esta tradición, tampoco quiero imponer nada a mis hijos, pero veo en ellos que nada cae en saco roto, los frutos los voy recogiendo poco a poco, y te puedo asegurar que cuando llegue el día en que yo tampoco este con ellos, siempre habrá alguien que se acuerde de nosotros cuando se postren ante estas benditas imágenes.


A pesar del tiempo transcurrido desde tu marcha, todavía sigues aquí abuelo.

2 comentarios:

  1. luis eres un crack!me gusta el sentimiento que llevas en ese pedazo de corazon,te lo dice un hermano de Jesus de Nazareno que te conoce muy bien,un saludo y nos vemos esta tarde en la ermita,un saludo

    ResponderEliminar
  2. Solo puedo decirte GRACIAS, creo que me valoras más de lo que valgo, solo por cosas como estas merece la pena hacer cosas como este blog.

    ResponderEliminar