miércoles, 2 de marzo de 2011

Cuento de Romería

Buscando en los recuerdos de romerías pasadas encuentro este texto, es largo de contar, pero no omitiré nada de lo que en aquel Abril de 2.008 surgió de un sueño demasiado bonito como para ser realidad, aunque para mi, reconozco que si lo fue . . .
2.008 seria un año distinto como ya hemos visto en un articulo anterior. . ., desde hace algún tiempo no es raro que alguien de la carreta a lo largo del camino exponga lo que siente, lo que supone para si mismo compartir tantas cosas en tan poco espacio de tiempo y en un habitáculo tan reducido como puede llegar a ser el remolque que forma la carreta. Ese año mis circunstancias fueron especiales, en un momento previo a la romería, sumido en la incertidumbre de que ocurriría si las cosas no mejoraban se me ocurrió escribir algo con la intención de que si yo no iba, alguien lo compartiese con todos vosotros en mi nombre, y surgió lo que transcribo seguidamente.
REINA DEL CABEZO ALEGRATE

Y la Virgen le dijo a su Niño: “Corre, ve, acércate a esa carreta que camina entre los pinos y dales la bendición, que son gente sencilla que colgados de su pecho, a modo de medalla, nos llevan en el corazón”.
            Y bajando de las andas unas manos morenas a ese niño pequeñito en el suelo dejo.
            Tímido ese niño, un tordo verde y blanco, en el arroyo el gallo diviso, y acercando sus manitas toco la campana que al partir de Arjonilla también redoblo.

-         ¿ Me permitís subir con vosotros ?, que os traigo una buena nueva que mi madre me dio.

Los romeros asombrados reconocieron al momento esa carita serrana que el Niño les mostró, y entre palmas y sevillanas, oraciones y plegarias, al Pastorcito Divino, un sitio en su carreta le mostró.

Corrían aquellos años 90 cuando esto sucedió, el viaje se les hizo corto, y en esa gente sencilla quedo prendida la semilla que una Virgen Morena deposito; ya al final del camino a las faldas del Cabezo cayó una rama de olivo del adorno carretero que ya es tradición. 
Y el niño tomándola en sus manos a todos los miro:

-         He de irme, mi Madre me espera, los romeros están llegando y hemos de recibirlos, que en sus corazones nos traen plegarias que tenemos que atender.
-         No te vallas Chiquitín, respondieron todos a coro, espera un poquito más, que esta carreta es tuya y hay espacio suficiente para Ti y muchos más, juega con la Nani, que ella sola se aburre, que no tenemos mas niños y esto se nos queda grande.

Con una sonrisa sencilla ese Niño chiquito, extendiendo sus manos, les dio su bendición, en una la rama de olivo, en otra una bola del mundo, y en sus ojos la figura de una Madre fraternal, que desde el Cerro los miraba dando su aprobación.

-         No temáis, dijo El, que mi Madre os protege y no permitirá, que esta peña decaiga ni se aburra en el camino que cada año emprende de Arjonilla hasta sus pies, que si hoy solo tiene un niño, con los años vera multiplicarse sus miembros como yo algún día haré con los peces en las bodas de Cana, ampliad por tanto esta carreta porque un día llegara, en que los nuevos retoños se harán grandes romeros y con vosotros subirán, hasta este Cerro bendito, con un nudo en la garganta que solo se les quitara, cuando alguno de ellos grite :     ¡Viva mi Virgen guapa ¡ que bonita que estas, ¡ Viva la Morenita ¡, que tanta alegría nos da.
-         Quedad contentos pues, no desfallezcáis nunca, que os vendrán años difíciles sin quererlo también, en esos casos, miradme a mi, pensad en mi Madre también, y ofreced los malos ratos por el bien de los romeros que nunca podrán entender, lo que vosotros queréis, los que vosotros sois, lo que vosotros formasteis, y lo que vosotros dejareis, como el mejor de los regalos, a esos niños nuevos que en carreta formareis, como romeros ejemplares que halla por donde vallan solo podrán contar, las grandezas de mi Madre, que en esta sierra bendita se quiso quedar y establecer su Santuario como meta del peregrino, como casa de salud y luz de los cristianos.


Paso el tiempo. . ., y en la mente de esos romeros todo se grabo, no hubo año en que mejor o peor hiciesen el camino, tomaron por suya la sierra, agrandaron la carreta, y tal y como El les prometió se multiplicaron con creces.
Nani ya no fue sola, después llego lolillo, y Mª Teresa, y Antonio, después Pilar, José Tomas, Martín, Luís Jesús, María, José chico, Francisco Javier, Ana, también Alicia, y Dulce, Antonio, y para colmo un Jesús, que se llamo como El, como el niño que los visito.
Los nuevos romeros fueron creciendo, y aprendieron a querer, a esa Virgen Morena con un Niño en sus brazos, que cada primavera acuden a ver, tomaron por  insignia un banderín verde oliva, que subiendo las calzadas les guía hasta sus pies, y entre rezos y plegarias, y entre vivas a María, con lágrimas en sus ojos, al lado de sus padres y amigos, dan gracias cada año por haber nacido aquí, en esta tierra de María, tan cerca de su casa y tan lejos a la vez; aunque todos ellos saben, que no necesitan nada para tenerla ante ellos, porque solo con quererlo la sienten tan cerca que la pueden ver, y en sus corazones llevan un Santuario perenne, donde cada día del año Ella puede vivir.
Pasaron los años por todos, y algunos de los pequeños ya se hicieron hombres, y en sus hombros, cada año quieren sentir, el peso de unas andas que en lento caminar, pasean a su Reina por toda Sierra Morena que saluda a los romeros de forma tan singular.


Lo que realmente ocurrió aquel año es que todo se agravo con mi ingreso por poco tiempo en ese hospital de Andujar, sabia que no era nada comparado con todos los males que acechan este mundo en que vivimos, pero la proximidad  de la romería en esos días me hizo pensar mientras me encontraba en aquella cama: si la Virgen vive todo el año dentro de mi no tengo necesidad de ir hasta su casa para estar con Ella, durante esos días más que nunca reserve un lugar destacado dentro de mi corazón para que no me abandonase, por otro lado, no podía dejar de pensar que tanto mi mujer como mis hijos dejasen de acudir a esa cita por mi situación, y sinceramente, a pesar de ello no me asuste en ningún momento, lo deje todo en sus manos, y esas manos se posaron nuevamente en mi persona, la romería llego, y al final todo paso pudiendo acompañaros un año más, no tuve palabras para expresarle a mi Morenita cuanto la quiero, cuanto se lo agradecía y sobre todo, cuanto la necesito cada día del año.
Pero, . . .; si mi caso fue ese, no así  para otros miembros de esta peña, un solo email me basto en aquellos días para darme cuenta de cuanto nos necesitamos unos a otros, con mucha ilusión había montado una presentación de fotos que envié a todos mis conocidos para anunciarles lo que viviríamos en aquellos días, lo envié pues, al día siguiente recibí respuesta de uno de los miembros de la Peña al mismo, era una respuesta muy escueta, sencilla, pero en ella note una enorme tristeza, desazón, mas o menos decía así: “Me ha gustado mucho, gracias por mandármelo. Espero que el año próximo estemos todos con Ella”. Con un asomo de lágrimas en mis ojos respondí al mismo: “Este año también lo estaremos, de una forma u otra sabes que aunque no físicamente, si que estaréis en el camarín dentro de nuestros corazones”, y le di a reenviar, durante ese año  2.008 la familia Lara Peña no podría estar con nosotros.
Y es que la verdad es esa, a mi me ocurre, estoy seguro que a vosotros también, cuando llego ante Ella no hay miembro de mi familia de quien no me acuerde en esos momentos y pido por todos, pero en el fondo toda esta Peña tan nuestra también es mi familia, y para colmo, una familia de la que ya no seria capaz de prescindir cuando cada ultimo domingo de abril me postro ante sus plantas; Manuel, Mª Cabeza, Ana, Antonio, no lo dudéis, aquel año también hicisteis el camino en la carreta, distinto pero lo hicisteis, y debéis saber que cuando todos juntos enfilamos el ultimo tramo hasta su camarín, el primer Viva que le lanzamos a la Virgen fue en honor vuestro.

Dejemos ya por tanto que la tristeza se torne en Alegría como nuestro nombre indica, termino por tanto gritando a los cuatro vientos que ser miembro de Alegría Serrana es un honor, estoy seguro que todos los que  leéis estas palabras habréis pensado mientras tanto en muchos momentos vividos, también estoy seguro que no cambiaríais este privilegio por nada del mundo, yo no siento distinto a vosotros, y hoy aquí, os hablo en un acto que espero solo sea la antesala de muchos recuerdos mas, desde mi interior, os diré que no es pasión lo que siento, es orgullo y alegría, por ello, os he contado pues, lo que aquel lejano 2.008 escribí para vosotros, recuerdo que os lo leí (o mas bien lo pregone) en el tramo ultimo antes de llegar al río, ello es más o menos el resultado de un sueño que tuve, no exactamente como fue, pero si muy parecido en su contenido, me guardo para mi lo que yo en ese sueño hable con ese Niño y con su Madre María. 


Arjonilla, abril 2.008.


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